La ruka Treng-Treng

 

Lorena Lemunguier

Según contaban nuestros abuelos, Kai-Kai y Treng-Treng -la serpiente del agua y la serpiente de la tierra-, tuvieron un feroz enfrentamiento en el principio de los tiempos. Esto produjo un gran cataclismo, en el que toda la naturaleza estuvo involucrada. Kai–Kai, poderoso espíritu que controla las aguas, desató enfurecida todas sus fuerzas e inundó el planeta. Los seres que la habitaban -animales y humanos- buscaron refugio en la montaña donde habitaba Treng-Treng. Ésta, por su parte, como una manera de hacer frente a los poderes de su enemiga, lanzó fuego desde las entrañas de la tierra, arrasando todo cuanto encontró a su paso. Sin embargo, este gran espíritu, amigo de los mapuches, salvó a la gente elevándola hacia el cielo, lejos de la terrible furia de Kai-Kai.

Quienes pudieron llegar a la cima, conformaron posteriormente un nuevo pueblo que construyó su refugio en el mapu (la tierra mapuche). Dicho refugio (o territorio comunitario donde se afincaron las familias) fue llamado Lof, y en su centro se levantó la ruka o casa que constituye el símbolo de la unión y continuidad de la nación mapuche. Como se sabe, en el centro de la ruka siempre hay fuego: es el fuego del newen, del pülli o alma de nuestro pueblo.

Hoy, después de tantas agresiones sufridas por nuestra gente desde el comienzo de su historia, están conjugados todos los elementos de la naturaleza para nuestra defensa y protección. Kai- Kai está en calma y se ha unido a Treng- Treng para salvarnos y mantener la resistencia mediante la energía que aflora desde el interior de nuestros espíritus.

En esta narración se demuestra que la ruka, con su fuego interior, acoge y protege. Amparada por Treng–Treng, la ruka une los fuegos del lof y del mapu para enfrentar a los nuevos enemigos, otros humanos venidos desde remotas latitudes a invadir, arrebatar, asesinar y destruir.

El alma de los mapuches, representada por el fuego de la ruka, continúa su trayectoria hacia el interior de Treng–Treng, quien nos ha acompañado y ayudado desde los comienzos de nuestra existencia. Por ello, ante la presencia de las armas de fuego ajenas al universo ancestral que habitamos, anteponemos el pülli del roble, el espíritu de nuestra montaña salvadora -símbolo de la sabiduría ancestral-, nuestro Newen y nuestro propio fuego interior, que es, en definitiva, nuestra más poderosa arma de defensa y nuestra mejor herramienta de poder.

Ficha técnica de la obra:

Título: La ruka Treng – Treng

Descripción: tapiz mural, tridimensional.

Dimensiones: 270 X 84 X 100 cm.

Materiales: Cáñamo hilado natural y teñido, lana natural hilada y en vellón, teñida, tela de algodón teñida, crin vegetal natural, estopa, fierro, piedras.

Técnica: Reps de trama, nudo, chañuntuku (pellón), embarrilado.

Montaje: Colgadura desde la pared que se prolonga 1 metro desde el muro por el piso sobre una superficie de piedras.

Fundamentación:

La obra representa los poderes ancestrales del pueblo mapuche simbolizados por la RUKA, elemento aglutinador del Lof (núcleo familiar y espacio comunitario) unido al elemento primordial: la cosmogonía que se basa en el relato de Kai–Kai y Treng–Treng. Ambos poderes se conjugan en uno, para defender y proteger a nuestro pueblo, además de hacer frente a las agresiones foráneas que se manifiestan desde la llegada de los primeros invasores hasta el día de hoy.

Nota:

Obra expuesta en Casa Central de la Universidad de Chile y en el Centro Cultural Estación Mapocho.